Explorando el mundo creativo de Silvia Rivas Entrevista

por | Ago 2, 2024

En el segundo ciclo expositivo del MAMBO, surge la curiosidad de conversar con Silvia Rivas sobre sus obras presentes en Cronotopías. La artista argentina, con un rango diverso de técnicas que incluye pintura, escultura, dibujos y videoarte, explora la identidad del tiempo a través de los sentimientos profundos que emanan de la existencia humana y sus limitaciones. En esta entrevista, la artista nos permite adentrarnos en su modus operandi durante la creación de sus obras y comparte sus reflexiones sobre lo irreversible.

M: En todas tus obras destaca el aspecto emotivo, abordando las emociones y la experiencia humana de manera profunda. Las piezas exhibidas aquí evocan emociones específicas como la nostalgia, la vulnerabilidad, la desesperación y la incomodidad. ¿Por qué elegiste explorar estas emociones en particular?

SR: Digamos, las emociones no sé si es en específico pero son las que surgen al tratar de ponerle un nombre a las sensaciones y también buscar aquellos momentos en los que el presente toma densidad e identidad, ¿no? como que el instante toma identidad. Pienso, ¿cuándo un instante toma identidad? Puede ser un instante dramático o ante lo irreversible, cuando hay un momento en que sabemos y tenemos la certeza de que la situación es irreversible, ese instante toma densidad y parece que el presente se estirara. Entonces, de ahí surgen distintas emociones que funcionan como metáforas, cómo mencionamos esas emociones.

M: Hablando de tu proceso creativo, ¿tienes algún método específico para crear una obra y capturar esos momentos en los que el presente adquiere una emoción particular? ¿Cómo le das nombre a esas emociones que surgen durante tu trabajo?

SR: En general surge de las propias emociones o a veces de lo que uno ve, ¿no? De lo que uno ve en el entorno y el contexto, a veces una circunstancia mínima dispara una serie de hechos que ya no se pueden revertir. O también, a partir de ciertos conflictos. En El Revés de la armadura trato fundamentalmente el tiempo, siempre está: el tiempo es mi tema y el espacio siempre está, pero en El Revés de la armadura estaba buscando situaciones de extrema vulnerabilidad y de conflicto con la propia imagen y también las cosas que producimos. ¿Hasta dónde somos afines con las propias cosas que producimos? Hago contrastes entre elementos y herramientas muy sólidas aparentemente y nuestros cuerpos. Esas herramientas nosotros las creamos, puede ser un utensilio pero también puede ser algo que se convierta en un arma, en algo que devenga peligroso o amenazante y ante la amenaza la extrema vulnerabilidad. Entonces es ese juego un poco del es y no es, del tiempo que deja huellas y al mismo tiempo las borra y de lo que me sirve pero que por un mínimo cambio de equilibrio se convierte en una amenaza. Y bueno también, nuestra imagen, aquellas cosas que nosotros elegimos para que nos representen en el afuera, como esas se pueden convertir en algo de lo cual necesitemos deshacernos, que nos lastima, que es propio pero nos lastima, una construcción del afuera y de lo que nosotros mismo procesamos y que cuando llega la hora de liberarse no es tan sencillo. Es ese juego.

M: Ya que mencionaste El revés de la armadura, al revisar las series Todo lo de afuera y Fuerza diagonal, hablas mucho sobre los límites que genera el cuerpo. Consideras el cuerpo como una armadura, algo que llevamos puesto. ¿Has encontrado esas limitaciones del cuerpo como algo positivo o negativo?

SR: No, la limitación es la limitación, es la naturaleza. Nuestra naturaleza es que estamos circunscritos a nuestros propios límites culturales, físicos y orgánicos. Ese límite lo marca la relación con el otro o la relación con las cosas que producimos. En Fuerza diagonal yo trate de la acción transmitiera al conjunto como un organismo, que tenía que funcionar y reemplazarse en el espacio porque ese funcionamiento no es sencillo, porque corre por una espacio limitado, como en Trinchera que es la obra que está aquí, entonces en ese espacio no se puede levantar la cabeza porque es peligroso y a la vez es estrecho y eso es un poco la relación con los otros: a veces es estrecha la relación con los otros. Pero no se puede perder el contacto con el otro porque perder el contacto es desmembrarse, es romper un organismo. Eso en cuanto a Fuerza diagonal y en cuanto a El Revés de la armadura, voy a seguir trabajando con unas piezas de porcelana que hagan la parte de la armadura. Porque es algo contradictorio porque una armadura de porcelana, que es algo frágil y que al mismo tiempo es tan duro, que ante un golpe se rompe y te lastima, es decir que lastima al propio armado, bueno es eso, es ese equilibrio delicado entre nuestras estrategias de protección y una verdadera protección. Y finalmente estamos expuestos, finalmente somos vulnerables, no existe un búnker.

M: También nos gustaría profundizar en cómo experimentas con tus medios. En el caso del video expandido, parece que hay una búsqueda constante por prolongar las emociones mediante técnicas como la cámara lenta. ¿Podrías explicar cómo influyen estas técnicas en tu trabajo y en la forma en que transmites esas emociones?

SR: Si, el vídeo originalmente, empecé a trabajar en el vídeo por sus sintaxis temporal porque es imagen en movimiento y ese movimiento implica un transcurso y bueno, es la manera de establecer una temporalidad directamente. Después el tema que sea digital me interesa también porque emula lo análogo, emula una cinta pero no lo es y tiene otra temporalidad. Y jugar con los tiempos es el recurso para expresar una sensación y una subjetividad de ese tiempo, una percepción subjetiva de ese tiempo. En Momentum necesité de una cámara de muchos cuadros por segundo para descomponer ese instante y ese instante parece alargarse, pero en realidad, para nuestra percepción es mínimo: es algo que es menos que un segundo.

M: Acerca de tu serie Zumbido, al estudiarla, puede causar profunda incomodidad, que claramente era el objetivo. ¿Cómo llegaste a elegir las moscas como elementos centrales? ¿Por qué las moscas? Se entiende la sensación y el mensaje que estás comunicando, al ser un detalle muy específico para expresar cómo la incomodidad se transforma en desesperación. ¿Podrías profundizar en tu elección y en el impacto que esperas lograr?

SR: A mi me resulta un poco difícil saber por qué se me ocurrieron las moscas, simplemente se me ocurrieron. Será porque a mi me exasperan bastante, eso es. Y por otro lado, también es un insecto conocido en el planeta, hay moscas en todos lados, todos sabemos de las moscas. Puede que haya distintos tipos de moscas pero todos sabemos que es una mosca. Y si no son las moscas es algo parecido que también es inquietante. Y bueno es algo tan común y regular que está asociado con una amenaza, pero bueno, ¿qué tan amenazante es?

¿Por qué es tan amenazante? Porque una puede ser algo que es incómodo, molesto y exasperante, pero se convierte en algo amenazante cuando son muchas. Y de ahí yo estaba buscando esta sensación de volver a empezar, que la tarea nunca está terminada, que cuando se cree que está terminada tiene que volver a empezar. Que son sensaciones que tenemos por ahí cotidianamente los seres humanos, de ya terminé esto pero… a veces nuestra acciones para liberarnos y resolver provocan el resultado contrario. Las moscas y esta especie de danza me resultó como una metáfora que transmitía esas sensaciones que uno las puede extrapolar a otras circunstancias. No sé, por ejemplo terminé de aprender algo pero la tecnología cambia entonces tengo que volver. Por ahí es una cosa sencilla pero también puede ser para cosas mucho más dramáticas, dolorosas de la vida, situaciones donde se busca la paz y la paz no llega nunca, donde parece que estamos cerca y que nos vamos a entender y resulta que no y hay que seguir lidiando con la invasión, con la amenaza. Y también, las moscas y los enjambres como un afuera que es absolutamente indiferente a lo que nosotros estamos sintiendo, es decir actúan por su propio instinto y necesidad y si uno está molesto o divertido, ellas no tienen el menor registro de nuestra subjetividad, entonces también es eso, nosotros llevamos nuestra subjetividad a cuestas y el afuera es indiferente. Es eso.

M: Como mencionabas sobre experiencias comunes y universales, la última pregunta va en esa dirección: ¿Estás utilizando esas emociones para entender la experiencia humana y darle un sentido, o es al revés? ¿Son los sentimientos la pregunta fundamental, o más bien son la respuesta a una existencia humana que a veces resulta conflictiva y compleja?

SR: No, mi trabajo no tiene solución o soluciones. Lo que yo busco es describir, definir y encontrar la esencia de nuestra naturaleza como lo mismo con el tiempo, me pregunto mucho sobre la percepción y la existencia del tiempo: si es algo que existe, si no existe, si es una percepción subjetiva el tiempo, si está todo en nuestra cabeza, o si el tiempo es una entidad que tiene su propia voluntad y se estira y se acorta solo para apurarnos y generarnos una urgencia. La superposición de tiempos, cuál es el tiempo, hay un tiempo que une a todos los tiempo, que pasa con el tiempo en un relato, que pasa con el tiempo de quien lo lee porque al mismo tiempo están pasando otras cosa y bueno, es como si fuese una sucesión de capas: el tiempo y nuestra percepción. Entonces son esas preguntas, preguntas muy abstractas pero que me obsesionan y todo lo que leo viene a cuánto de esto, siempre hay un concepto más que puede ser, digamos, que puede ser una parte más de la verdad, si solo existe el instante, si sólo existe la duración, si el tiempo se estira o no se estira, si se anula o no.

Entrevista realizada por Sofía Gómez.
Redacción MAMBO

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