Memoria y arte efímero: la investigación de archivo en el MAMBO

por | Nov 1, 2024

Fernando Cepeda, Trampa, 1980. Registro fotográfico de Oscar Monsalve. Archivo fotográfico MAMBO.

Artículo por: Sol Irene Caro

Esta sección se presenta como parte del proyecto de investigación Futuros digitales y prácticas en museos, que invita a explorar las prácticas museísticas contemporáneas, con un enfoque particular en el uso de herramientas digitales.

A diferencia de otras formas de arte como la escultura, la pintura o la fotografía, que pueden perdurar en el tiempo, la performance se caracteriza por su naturaleza efímera. Esto nos lleva a reflexionar sobre la importancia de la memoria y la conservación. En vivo, basada en el tiempo y mayormente en el cuerpo, la performance se crea en el momento, existe en el aquí y ahora, y después se pierde para la experiencia de un público determinado. Su atracción radica en su singularidad irrepetible, donde ‘lo que es’ se transforma gradualmente en ‘lo que fue’, y el hecho de que la experiencia original sea una obra que se desvanece conlleva el riesgo de hacerla perecedera.

La performance, como expresión artística, no responde a la necesidad de crear objetos fetichizados que alimentan el mercado del arte. En cambio, desafía las ideas tradicionales sobre lo que es el arte y explora cómo el significado puede originarse y residir en lo opuesto: en el arte que no puede ser comercializado ni poseído. Sin embargo, es precisamente esta cualidad de no ser un objeto lo que plantea problemas para las instituciones y la preservación de la memoria. El registro, la preservación y el archivo están arraigados en el deseo de mantener una memoria tangible de lo efímero, y así, la contradictoria noción de archivar el arte de performance se vuelve una paradoja. ¿Cómo se puede preservar algo que solo existe en el aquí y ahora? ¿Qué significa archivar en el caso del arte de performance? ¿Y qué implica esto para la escritura de su historia?

Para hablar de la importancia del archivo y registro de esta práctica artística, es necesario analizar su historia. Esta se remonta a las primeras vanguardias del siglo XX, especialmente con movimientos como el futurismo, dadaísmo y surrealismo, que rompieron con las formas artísticas tradicionales al incorporar el cuerpo y la acción en tiempo real como medio de expresión. Durante las décadas de 1960 y 1970, la performance adquirió mayor visibilidad dentro del arte contemporáneo, siendo un medio para cuestionar las convenciones sociales, políticas y estéticas. Artistas como Mike Parr, Allan Kaprow, Marina Abramović y Joseph Beuys exploraron el potencial de la acción performativa, integrando elementos como la participación del público, el uso de objetos cotidianos y la interacción con el espacio.

Portada y contraportada del catálogo de la exposición en 1972.<br />

Mike Parr, The unword performance (11 female sexual organs), 1996. Colección MAMBO.

En Colombia el arte de performance ha sido una herramienta poderosa para expresar las tensiones políticas y sociales del país. Uno de los hitos más importantes fue la obra Acción de duelo de María Teresa Hincapié en 1989, en la cual la artista exploraba el duelo colectivo por la violencia en Colombia a través de un ritual prolongado. Otro momento crucial fue el Festival de Performance de Cali, que en las décadas de los 90 se convirtió en una plataforma fundamental para el desarrollo de esta práctica. Además, el trabajo de artistas como Rosemberg Sandoval, con sus intervenciones crudas y políticas en espacios públicos, ha dejado una huella profunda en la historia de la performance.

Un punto crucial para la historia de la performance en el país fue la exposición de “Arte no objetual” y “Arte de acción” en 1981, organizada en el Museo de Arte Moderno de Medellín. Fue un evento fundamental para el arte contemporáneo en Colombia. Coordinada por el curador Alberto Sierra y dirigida por el crítico Juan Acha, la exposición formó parte del Primer Coloquio Latinoamericano de Arte no objetual y Arte urbano. Este coloquio reunió a artistas y gestores culturales de la región que exploraron nuevas formas de creación artística basadas en lo vivencial y la performance, alejándose de las narrativas tradicionales centradas en el objeto artístico. Se buscó desafiar las convenciones del arte moderno, priorizando el espacio y la acción sobre la contemplación plástica. Este enfoque permitió repensar el sentido del arte, transformándolo en un gesto crítico y estético más allá del objeto, con la intención de generar significado a través de la experiencia directa y no solo a través de lo expositivo.

Desde el Centro de investigación del MAMBO nos adentramos en el archivo para descubrir otros eventos importantes para la historia del performance en Colombia, como lo fue el Salón Atenas, que se llevó a cabo en el Museo. La primera de sus nueve ediciones se inauguró en 1975, y fue un evento muy relevante para abrir un espacio significativo para la performance, al incluir videos y fotografías de acciones realizadas por artistas como Rosa Navarro y María Evelia Marmolejo. Este enfoque permitió al certamen resaltar el potencial de la performance como una forma de expresión artística legítima y multidimensional. Al integrar la performance en su programación, el Salón Atenas no sólo validó esta práctica en el contexto artístico colombiano, sino que también facilitó su reconocimiento y desarrollo, consolidándose como un punto de referencia esencial para el arte performático y contribuyendo al enriquecimiento del panorama artístico contemporáneo en el país.

Portada y contraportada del catálogo de la exposición en 1972.<br />

Rosa Navarro, Rosa de los vientos, 1983. Colección MAMBO.

En el Salón Atenas de 1981, Fernando Cepeda presentó su obra Trampa. Durante dos semanas, vivió en el primer piso del MAMBO, brindando a los espectadores una ventana a su intimidad y cotidianidad, mientras Óscar Monsalve documentaba la performance con su cámara. Las fotografías de esta performance pertenecen al archivo fotográfico del Museo.

Portada y contraportada del catálogo de la exposición en 1972.<br />

Fernando Cepeda, Trampa, 1980. Registro fotográfico de Oscar Monsalve. Archivo fotográfico MAMBO.

El registro en el arte de performance es crucial para ampliar las posibilidades de análisis, reflexión, comprensión e investigación de las obras. De acá surge el subgénero del videoperformance o fotoperformance, como es el caso de la obra Vida eterna (1978) del artista colombiano Antonio Inginio Caro, perteneciente a la Colección MAMBO. La fotografía de sus piezas no es la obra de arte como tal, pero era necesaria para que estas tuvieran la posibilidad de difusión que alcanzaron. En los años 70, Inginio Caro utilizaba símbolos religiosos y los analizaba en una especie de meditación ritual en privado, pero sin la fotografía estas no alcanzarían el nivel de impacto que lograron.

Portada y contraportada del catálogo de la exposición en 1972.<br />

Antonio Inginio Caro, Vida Eterna (Fuego eterno) [Detalle], 1978. Colección MAMBO.

Durante los últimos años el MAMBO ha destacado el papel fundamental de la performance en la historia del arte a través de exposiciones retrospectivas como La resistencia íntima: Performances 1971-2023 de Mike Parr, Cantándole a las plantas. Performances 2001-2023 del artista guatemalteco Naufus Ramírez-Figueroa, y Rosemberg Sandoval: Performer (1980-2023). Estas exhibiciones han puesto en evidencia la evolución y el impacto del arte performático a lo largo del tiempo. 

Más recientemente, en 2023 se llevó a cabo Performer, la primera exposición antológica dedicada a Rosemberg Sandoval en el MAMBO, la cual reunió más de 50 obras a lo largo de su carrera. Esta muestra exploró más de cuatro décadas de trabajo en las que Sandoval desafió las fronteras entre el arte y la realidad social colombiana, marcada por la violencia, pobreza y exclusión. Inspirado en teorías de la performance y el contexto sociopolítico latinoamericano, Sandoval utilizó materiales crudos como cabello, sangre y escombros para denunciar las injusticias impuestas por los sistemas políticos y económicos, creando un arte radical que invita a reflexionar sobre lo estético y lo marginal. Durante la inauguración Sandoval presentó su performance Rose Rose.

Portada y contraportada del catálogo de la exposición en 1972.<br />

Registro de Rose Rose (2023) de Rosemberg Sandoval en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Fotografía de Gregorio Díaz.

En ese mismo ciclo expositivo, el artista australiano Mike Parr realizó una generosa donación de más de 120 obras al MAMBO, como parte de su exposición La resistencia íntima: Performances 1971-2023. Esta donación incluyó videos, grabados, dibujos e instalaciones, una síntesis de su enfoque radical sobre los límites del cuerpo y la mente a través del medio performático. Al igual que Sandoval, durante la inauguración, Parr presentó la performance Australian Flag Blind, en el que pintó la bandera australiana con los ojos vendados. Para esta ocasión, el artista solicitó que el registro también fuera realizado por un fotógrafo con los ojos vendados, subrayando cómo el registro puede capturar la esencia efímera de la performance y preservar su significado en el tiempo.

Portada y contraportada del catálogo de la exposición en 1972.<br />
Portada y contraportada del catálogo de la exposición en 1972.<br />

Mike Parr, 2023. Australian Flag Blind. Performance en el MAMBO. Fotografía de Gregorio Díaz.

La importancia del registro en el arte de la performance radica en su naturaleza efímera, que desafía la conservación de la memoria y la historia. A diferencia de las artes tradicionales, donde los objetos pueden perdurar en el tiempo, la performance se desarrolla en un contexto específico y su esencia se desvanece con el momento. Es por esta razón que los archivos fotográficos de instituciones como el MAMBO desempeñan un papel primordial, convirtiéndose en un medio crucial para mantener una huella tangible de estas experiencias artísticas, permitiendo su análisis y reflexión a lo largo del tiempo.

Futuros digitales y prácticas en museos es un proyecto de investigación liderado por Susana Vargas-Mejía, con el apoyo de New Frontiers in Research Fund del Gobierno de Canadá [NFRF-2022-00245].

Portada y contraportada del catálogo de la exposición en 1972.<br />

Referencias

[1] Birkin, Jane. 2015. «Art, Work, and Archives: Performativity and the Techniques of Production.» Archive Journal, noviembre. https://eprints.soton.ac.uk/398703/.

[2] Chotrani, Chelsea. 2018. «The Importance of Documenting & Archiving the Performing Arts.» ASEF Culture 360.

[3] Jones, Amelia. 1997. «‘Presence’ in Absentia: Experiencing Performance as Documentation.» Art Journal 56, no. 4: 11. https://doi.org/10.2307/777715.

[4] León, María. 2022. «Ni reciente, ni importado: Historia del performance en Colombia.» Banrepcultural.org. https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-320/ni-reciente-ni-importado-historia-del-performance-en-colombia.

[5] Montijano Cañellas, Marc. 2017. «Documentation of Performance. Reflections on How to Materialize Absence in Today’s Action Art: First Approximation.» DOAJ (DOAJ: Directory of Open Access Journals), enero, 115–24. https://doi.org/10.48260/ralf.extra1.43.

[6] “PERFORMANCE ARCHIVING PERFORMANCE.” 2024. Newmuseum.org. https://www.newmuseum.org/pages/view/performance-archiving-performance.

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